BADAJOZ, LAS MIRADAS PERDIDAS

PRÓLOGO

Lector, no se pare aquí, siga adelante, lea el libro. Olvide este prólogo, olvide todos los prólogos y métase en materia. Lea el libro. Es lo único que importa. Los entremeses, digan lo que digan, por muy ricos que estén, no son el plato fuerte de una comida; un prólogo, este prólogo mismo, no es más que un acto introductorio, generalmente innecesario, un charlatán que a la puerta del circo o del cabaret grita las excelencias del acto e invita a verlo. Pasen y vean. Lean el libro.

Traspase la puerta, olvide al charlatán en la calle, entre en materia. Lea el libro.

Antonio García Candelas ha hecho un gran esfuerzo confeccionando, nunca mejor dicho, este libro. Se ha dejado la piel. Merece que, lector, se salte este prólogo, se inmerse en su texto, un texto muchos más elaborado, trabajado y amado que pueda serlo cualquier introducción. Introducción que, además no necesita. Su trabajo, como el buen paño, se vende solo. Y es un trabajo insólito, inusual, un caso excepcional.

El autor ha tomado algo que le importa, su ciudad, Badajoz, y lo ha transformado. El que lo haya hecho utilizando las nuevas tecnologías del tratamiento de la imagen es lo de menos; y tampoco es relevante en exceso el que haya optado por buscar una imagen perdida, asentada en el pasado, tratando de imaginar cómo pudieron ser las murallas de este población antes de llegar a su actual ruina, antes de que las construcciones de la modernidad impidieran verlas como fueron. Lo importante es la transformación a que las ha sometido, la apropiación que ha hecho de ellas y la forma en que las ha convertido en propias. Esta apropiación, este insuflarles su propia vida, es de lo que queda constancia en este libro. Y es importante, o mejor, lo considero importante, porque el patrimonio cultural, sea cual sea, nunca tiene sentido en sí mismo, nunca debe ser un totem muerto al que rendimos cualquiera de los innumerables modos de culto. Sólo tiene valor en cuanto que lo integramos en nuestra vida, en nuestro sentir y devenir, en cuanto que lo hagamos nuestro, nos lo apropiemos. El cómo perpetremos esta apropiación es casi lo de menos, siempre que tenga algún sentido. Y el libro que, lector, tiene entre las manos está pleno de sentido y del cariño del autor. Con eso basta.

Estoy alargándome. Si, lector, ha llegado hasta este punto es que no ha hecho caso de mis primeras palabras, con lo que difícilmente  hará caso de cuantas le siguieron. Eso está bien, lo que importa está un poco más allá, unas páginas más adelante.

Por eso, vuelvo a repetirlo.

Pasen y vean, olviden el prólogo. Lean el libro.

 

Guillermo Kurtz  Schaefer. Arqueólogo.

LAS DEFENSAS DE BADAJOZ Y SU FORTIFICACIÓN ABALUARTADA

De la fabulosa fortificación que hasta el primer tercio del siglo pasado abrazaba a la ciudad de Badajoz, solamente restan una serie de enclaves dispersos, escondidos y descontextualizados. Su estado actual no es el resultado de su evolución histórica y de las funciones defensivas que ejerció propias de una ciudad estratégica, sino más bien es consecuencia del desarrollo urbanístico de la ciudad y de nulo proceso de integración del monumento en los sucesivos planes urbanísticos acaecidos hasta nuestros dias. Las murallas (como vulgarmente se denominó a estos restos) fueron entendidas como un corsé que estrangulaba la trama urbana, una molesta mole pétrea que "sin identidad propia" debía de ser demolida, al margen otras consideraciones históricas, culturales y patrimoniales. Y tal vez también, de un supremo desprecio por el pasado épico y glorioso, que dieron lugar a los acontecimientos bélicos sucedidos entre sus piedras a lo largo de los siglos. O del peso y el valor que a la cultura han dieron los diferentes dirigentes de la ciudad desde mediados del siglo pasado hasta las fechas actuales, en que se continúa sin poner en valor de forma adecuada los restos que la barbarie y la ignorancia del pasado ha dejado en manos de la actual ciudad.

panorama desde el norte panorama desde el sur
       
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puerta nueva o del rio

link el metido

Iglesia de Calatrava o de los Freyres

Puerta Nueva

Cerca Vieja desde las Aceñas (Molineta)

Escalera almohade y puerta de El Metido (interior)

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el metido link

Puerta del Alpéndiz

Desde Espantaperros...

Posible aspecto de la alcazaba en el esplendor almohade.

Torre Vieja y fachada sur de la Alcazaba

baluarte san juan

baluarte san jose

puierta de pelambres y plataforma de redondo

baluarte de san roque

Baluarte de San Juan y puerta Pilar

Baluartes de San José y San Vicente

Torre-Puerta de Pelambres y plataforma de Redondo.

Baluarte de San Roque, desde el de la Trinidad

hornabeque de la cabeza del puente baluartes san roque y la trinidad

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Hornabeque de la cabeza del Puente (interior) Baluartes de S. Roque y La Trinidad Brecha abierta en 1811 por los franceses

Luneta en la puerta del Alpéndiz

El magnífico conjunto defensivo de la plaza fuerte de Badajoz ha llegado hasta nuestros días, incompleto, arrasado y acosado en gran parte por la propia ciudad. No solo desaparecieron cortinas, lunetas y la mayoría de las obras exteriores, sino que todavía varios edificios públicos se levantan sobre sus baluartes o permanecen adosados a los mismos, imposibilitando la visualización del monumento.

Estas imágenes tratan de rememorar, de sacar a la luz, aquellos paisajes urbanos que el pasado nos robó. Es una invitación al lector para recorrerlos para mantener viva la memoria histórica de nuestra ciudad. No se pretende reconstruir con fidelidad esa visión retrospectiva. Es más bien una cauta aproximación al ayer, ayudándose de imágenes recreadas obtenidas de la consulta de planos e ilustraciones de la época, de viejas fotografías y de la memoria que desde mediados del siglo pasado, permite rememorar aquella ciudad que aún entonces permanecía en gran parte constreñida por su cinturón defensivo.

      Antonio García Candelas        Sugerencias e impresiones
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